Un interesante solar en esquina. En el límite del pueblo, en el borde de la huerta.
En este proyecto las pieles y los planos, se pliegan y envuelven creando espacios interiores y exteriores en un juego tridimensional que delimita y configura el desnudo vacío original.
La estructura escinde el espacio longitudinalmente, originando dos bandas funcionales paralelas mediante una línea construida de almacenamiento. El espacio interior se extiende horizontalmente integrando el patio y escapa verticalmente hacia la terraza jardín acompañando al muro de la escalera.
La materialización física juega con conceptos contrarios. El muro de carga es una piel que se pliega, la fenestración tradicional choca con la cualidad inmaterial de ese plano. La piel se vuelve ósea en la esquina, sistema adintelado que se vuelve a transformar en el mural plano medianero.
Miguel Monteagudo Cuevas
Joan Roig
Tapisa S.A.
Julio Vila Liante y Manolo Cerdá Pérez
Arquitectura